Infelicidad autoprogramada
A pesar de nuestra aparatosa y vociferante participación en las redes, los derechos por los que estamos preocupados en Occidente en el siglo XXI son más bien privados y relacionados con nuestro bienestar personal. Antes renunciarían hoy muchos occidentales al voto que al móvil. Nuestros deportistas de élites acaban en Qatar o Arabia Saudí y no echan nada de menos. Gilles Lipovetsky lo argumentó con brillantez: la gran y casi única preocupación del hombre actual es su «psi». Pero la paradoja es la que sigue. Читать дальше...