GdZ: Crónica de una deriva anunciada
En septiembre ya no era sino Alexander Doblegado. Aquella guapería de “yo tengo libertad para pensar y hacer lo que quiera” se había rajado en cuatro. En el fondo de su negación, participaron el 10 de octubre en un concierto apátrida y fallido junto a los mismos inquisidores que incitaron las campañas para retirarles la residencia. Era el más sombrío final de una deriva anunciada.