El Madrid asfixia al Burgos en el Coliseum y sigue invicto
Hay partidos que se enredan y no alcanzan las expectativas. Es lo que pasó este domingo en el Coliseum. Dos de los cuatro equipos más anotadores de la Liga rompieron sus marcas negativas del curso: 60-74. El Madrid sigue líder, y sigue invicto. La racha en la ACB no para de crecer, con o sin Campazzo, y va ya por 13-0. Temían los blancos el ritmo del Hereda San Pablo Burgos, el que potencia su habilidad para recuperar balones, y, sin embargo, el Real sumó cuatro robos más. Los locales redujeron el caudal ofensivo enemigo, pero vieron cómo se secaba por completo el suyo. Mérito de los Laso, que salieron en parte a desactivar a los de Peñarroya para cerrar una semana con tres encuentros de manera limpia. Solo dieron 8 asistencias y fallaron 17 de sus 24 triples (el Burgos erró 31 de 38). Laprovittola cambió el paso de los duelos previos, es decir, menos pases de canasta (uno) y más certero en el tiro (13 puntos). Solo Rudy con 10 alcanzó también los dobles dígitos. En los locales, Jasiel Rivero estuvo especialmente desacertado: 1 de 8 en el lanzamiento y 4 balones extraviados.
El primer cuarto comenzó de una manera y se cerró de otra muy distinta. Arrancó con un Madrid cómodo, que jugaba fácil con Laprovittola y Causeur de titulares y Thompkins de cinco, es decir, ni Llull ni Tavares en pista, los héroes frente al Villeurbenne. Al cruce con el minuto 7 asistíamos a un plácido paseo dominical del líder por Burgos (frío al margen). La primera línea local no asfixiaba y además permitía al rival moverse sin sobresaltos y rebotear. La última acción previa al tiempo muerto de Joan Peñarroya fue un rebote ofensivo de Randolph tras su propio fallo con canasta y personal de Rivero: 6-17. El técnico del San Pablo Hereda expuso a los suyos que así de blandos no iban a ningún sitio. ¿La respuesta? Un parcial de 13-0 construido con tres triples y los errores forzados a los blancos, la intensidad era otra. El Madrid también la buscó con un quinteto con Llull de base, Rudy, Deck, Garuba y Tavares. Los unos apagaron a los otros y el ritmo se hizo un poco cansino, con el Burgos empeorado sus porcentajes a pasos agigantados. Y como solo lanzaba de tres (cuatro intentos de dos y ningún acierto en el segundo cuarto por 14 lanzamientos de tres). Lo más llamativo, una acción de Garuba que recibió en el triple, fintó y se fue con bote y zancada amplia al aro para terminar en mate. Ese atrevimiento en ataque le viene bien a su equipo y a él, el que necesita Alocén cuando vea un resquicio a campo abierto.
Al descanso (29-34), el espectáculo solo podía mejorar. Y no lo hizo. El duelo era un campo minado de imprecisiones, el Madrid asfixió de principio a fin al rival, que además también erró cuando andaba liberado. En la reanudación, los mejores porcentajes blancos le dieron una ventaja definitiva: 41-56 antes de dar la bienvenida a un último cuarto insustancial, que sirvió par enviar a Randolph al vestuario antes de tiempo tras una antideportiva y podo después una técnica. Al final, 74 puntos le bastaron para tomar el Coliseum, un campazo incluso vacío.