El Real Madrid se presentaba a su cita frente al Villarreal con la imagen de ser un equipo goleador, divertido y exuberante. 21 tantos en seis partidos así lo confirmaban. Ancelotti parecía haber encontrado la fórmula secreta del gol agitando su pizarra y estos habían ido cayendo como churros en las primeras jornadas de Liga. Cuatro al Alavés, tres al Levante, cinco al Celta, seis al Mallorca. Con Vinicius y Benzema, a manos llenas. Y todo eso, sumado al estado de euforia que llevaba instalado en el Bernabéu desde que el equipo volvió a casa... Читать дальше...