Una carta infernal
Más que alta diplomacia o política de Estado, el último lance en el triángulo Argelia, España y Marruecos, parece un entremés para divertir a la audiencia. Pero resulta que es diplomacia pura y dura, que ha dejado mal a todos, sin que nadie se salve del ridículo. Todo empezó con aquella carta de nuestro presidente al Rey de Marruecos, en la que uno no sabe de qué asombrarse más, de la horrenda sintaxis o del arriesgadísimo contenido. De la sintaxis baste decir que no hubiese pasado el examen de bachiller que realizan nuestros jóvenes. Читать дальше...