Un día del año 1960, dos cerebros privilegiados se unieron para abrir una brecha en el muro de la sociedad 'newdealista' americana y llevarla a la realidad del cine. Ambos, el director Richard Quine y un excepcional guionista, Evan Hunter (seudónimo de Salvatore Lombino), urdieron el plan de demostrar en la gran pantalla que, en aquel ecosistema ordenado de familia, jardín, supermercado y barbacoa, el sexo podía irrumpir construyendo una arquitectura de vida nueva, atrevida, prohibida y plena. El... Читать дальше...