Un mundo sin bulos, pero con fango: lo que las palabras del año dicen de nosotros
Lo bueno del lenguaje es que siempre es una democracia. Y hay algo admirable en la fuerza de los hablantes para resistir los embates de los gabinetes de comunicación política y los lingüistas, tan interesados en domar el verbo: los primeros por interés y los segundos por miedo al caos, esto es, a la belleza. Aquí seguimos censurando espóilers y no destripes, y el desdoblamiento de género tiene la seriedad de una corbata y un atril, poco más. Por eso las doce candidatas a palabra del año según la FundéuRAE... Читать дальше...