Encuentro nocturno «desde la aldea»
Hace unos días, mientras regresaba a casa, encontré a una señora que seguía la misma dirección que yo. Temerosas de la oscuridad, decidimos acompañarnos en el trayecto, como en una suerte de complicidad entre mujeres que deben velar por la seguridad de la otra. Intentamos romper el silencio que se instala entre desconocidos comentando sobre trivialidades del día a día, pero el verdadero giro ocurrió cuando algún familiar, aclamando su paradero, la llamó al celular.
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