Silence: La moto española resucita sin estruendo y con batería
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Silence comenzó, mucho antes que los fabricantes automovilísticos, a ensamblar sus propias baterías, en su planta se Sant Boi de Llobregat, y acaba de incrementar, de 90 a 120, la capacidad de su planta de Molins de Rei, lo que le permitirá alcanzar una producción de 50.000 vehículos al año. «Hemos logrado montar un equipo de profesionales, y aun siendo una empresa muy pequeña hemos logrado liderar este mercado», explica a ABC Sotelo, que apunta a que la intención de la empresa es elevar la apuesta hasta las 70.000 en cinco años. «Eso solo es a base de mucho esfuerzo».
Seat acaba de anunciar el primer fruto de su colaboración con Silence, la motocicleta eScooter 125, estrella de su nueva marca de movilidad MO. Un acuerdo con «muchísimo potencial», según Sotelo. «Seat tiene distribuidores en todo el mundo y para nosotros es una grandísima oportunidad poder crecer y colaborar con ellos. Para nosotros es una gran oportunidad pero también un gran reto, ya que los estándares de calidad son altísimos y tenemos que estar a la altura. Ojalá podamos estar a su lado muchos años».
En las grandes ciudades españolas su producto es visible a través del motosharing de Acciona, que ha impulsado al modelo S 02 a convertirse en la más vendida del mercado en lo que llevamos de año, por delante de superventas como la Kymco Agility City o la Honda PCX. La compañía de motosharing es, por ahora, su principal cliente, aunque Silence planea reforzar sus ventas al canal particular mediante el establecimiento de una red de tiendas insignia en las principales ciudades, o Flagship Store, como las que ya tiene en once capitales españolas.
«A corto plazo Silence lo que tiene que hacer es tener un gran producto, de mucha calidad, con mucha conectividad. Ahi tenemos aun mucho camino por recorrer y estamos de momento al principio de las posibilidades de los vehículos eléctricos», adelanta Sotelo. «Ahora ademas estamos en un reto muy importante, que es crear la marca. El principal reto ahora es la internacionalización, en eso estamos concentrados».
La compañía está empezando a poner sus semillas en Francia, en Italia, en Alemania. «Empezamos a tener aceptación con nuestros tres modelos bien diferenciados: para flotas, para particulares. Eso hace que ya seamos interesantes para distribuidores en otros países. En el ultimo año tenemos un equipo comercial potente. Tenemos un socio con zonas en exclusiva que montan su propia Flagship Store con productos de la marca y que los habitantes de la zona puedan probar. Los eléctricos se necesitan probar, ver que son reales, ver que son mejores ya que los vehículos de combustión. Esa es la estrategia de Silence: crecer con distribuidores locales que se adapten a cada zona».
Estas instalaciones están llamadas a tener un papel importante en su visión de la movilidad eléctrica, basada en un sistema patentado de intercambio de baterías, que se llevan hasta un hub de recarga gracias a unas ruedas y un trolley integrado, para evitar esperas. «Todo gira alrededor de las baterías extraíbles que estamos haciendo. Son las extraíbles más grandes del mercado, de 5,6 kWh, con un sistema de extracción patentado, que nos protege de cualquier marca que nos quiera copiar», explica Sotelo, que ya sueña con hacer este intercambio de manera «totalmente autónoma».
El año pasado, la empresa ensambló más de 10.500 packs de batería. «Estamos en pleno proceso de automatización para seguir mejorando capacidades. Tenemos un conocimiento y una tecnología importante, con una batería muy potente y una larga vida. Tenemos ya vehículos con cuatro años y más de 60.000 kilómetros que conservan más del 95% capacidad».
El empresario, un apasionado de las dos ruedas «desde pequeñito», se curtió en ocho ediciones del Dakar africano, antes de entrar en el negocio de la distribución de motos. Después dio el salto a la firma china Vmoto. «Ahí fue cuando ví que la moto eléctrica era el futuro, que no se podía ir por las ciudades haciendo ruido y contaminando. Estuve un año viviendo en China y decidió intentarlo en España, porque sí veía que lo que se produce en el mercado asiático no está pensado para ser vendido en Europa. Pensé que no sería tan difícil desarrollar un vehículo eléctrico. La verdad es que ha sido mucho mucho más difícil de lo que imaginaba», confiesa.
A pesar de ello, cree que el vehículo eléctrico «tiene mucho que decir en las ciudades». En España y en todo el mundo «más que ciudades son metrópolis, en las que se han juntado las pequeñas poblaciones de alrededor en grandes áreas colapsadas. El que resolverá este problema es un vehículo con muy poca huella, de dos, tres o cuatro ruedas. Por supuesto cero emisiones y por supuesto con muy poca huella. Lo que no puede ser es que en un coche de 5 metros el 90% del tiempo vaya vacio. Eso nos tendría que dar a todos pena. Hay un nicho de mercado muy importante en estos tiempos en los que se están causando auténticos colapsos. Es un sector que tiene mucho sentido y está llamado a convertirse en el gran sector de las ciudades: microvehículos, vehículos ligeros, acompañados de una poca huella. Una concepción en la que, apunta Sotelo sin querer dar más pistas, «caben otro tipo de vehículos que no sean solamente de dos ruedas».