El embajador de Bielorrusia en España reclama un nuevo recuento de las elecciones tras los disturbios en el país
Las protestas y los disturbios que comenzaron antes de las elecciones presidenciales de Bielorrusia y que han continuado tras los comicios (que oficialmente ganó el presidente actual con el 80% de los votos) han provocado efectos que han llegado a España.
“Discurso del Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Belarús ante el Reino de España a los compatriotas. ‘Queridos compatriotas, los acontecimientos recientes en nuestro país llevan de dolor y del más profundo pesar el corazón de cada bielorruso...’”.
Así comienza el mensaje que la Embajada de Bielorrusia en España publicó esta semana en su perfil oficial de Facebook, firmado por el embajador, Pavel Pustovoy.
Fuentes de la embajada bielorrusa en Madrid explican a ECD que el embajador quiso publicar un mensaje para aclarar su postura ante las muchas llamadas y mensajes recibidos en la legación ante la crisis política que se vive en Bielorrusia.
Lo llamativo del mensaje es que el embajador bielorruso incluye en él varias críticas y propuestas que chocan frontalmente con lo que defiende el gobierno que le nombró, y que dirige Aleksandr Lukashenko desde 1994.
Un nuevo recuento de las elecciones
El embajador de Bielorrusia en España afirma en su carta que, personalmente, considera que los acontecimientos que se están dando en su país en las últimas semanas no son aceptables para un estado europeo en el siglo XXI.
Pustovoy se atreve a incluir los pasos que, a su juicio, serían necesarios para encontrar una solución pacífica a la crisis interna que se vive en las calles de Bielorrusia y a la pugna entre el gobierno de Lukashenko y la oposición, que le acusa de amañar las elecciones para mantenerse en el poder.
La primera idea que el embajador en España lanza es que es necesario “recalcular los resultados de las elecciones”. Es decir, reclama realizar otro recuento de los votos depositados en las elecciones presidenciales del domingo 9 de agosto.
Esta petición pone en duda la limpieza de las elecciones presidenciales que oficialmente volvió a ganar el presidente Lukashenko.
ECD consultó con un portavoz de la embajada si esa propuesta del embajador era una idea personal suya, o si la hacía en nombre de la embajada. Dicho portavoz señaló que por ahora el embajador prefiere no hacer ninguna declaración pública ante la situación complicada que vive Bielorrusia.
En todo caso, el texto lo firma Pavel Pustovoy pero aparece colgado en la página oficial en Facebook de la Embajada de Bielorrusia en España.
Juicios a policías y manifestantes violentos
La segunda propuesta para encontrar una solución pacífica al conflicto en Bielorrusia supondría, según el embajador, realizar vistas judiciales contra distintos responsables de la violencia que se está produciendo en las calles en las últimas semanas y meses.
Se trataría, según Pustovoy, de celebrar vistas judiciales abiertas contra todos aquellos que: 1) hayan golpeado a manifestantes pacíficos (en referencia a policías o militares que han intervenido en manifestaciones); 2) hayan provocado la violencia de las fuerzas de seguridad, atacándolas primero con piedras y otros objetos; 3) hayan detenido a ciudadanos sin motivo; 4) hayan realizado ataques con vehículos contra agentes de la policía; y 5) hayan amenazado a los participantes en las manifestaciones y a sus familiares.
Es decir, propone juzgar tanto a miembros de las fuerzas de seguridad que hayan utilizado la fuerza desproporcionadamente, hayan detenido o amenazado a manifestantes, como a opositores que hayan empleado la violencia contra los policías.
Insultos y vandalismo
La crisis abierta en Bielorrusia ha provocado, al parecer, reacciones violentas por parte de algunos ciudadanos bielorrusos que viven en España. Así lo asegura el embajador en su carta, en la que habla de “insultos, actos de vandalismo, escándalos...”.
Por ejemplo, lamenta que el edificio en el que se encuentra la oficina del cónsul honorario de Bielorrusia en Barcelona ha sufrido ataques vandálicos, y tanto el cónsul honorario como sus empleados han recibido insultos y amenazas.