Hacia una educación objetiva
Cuál es el sentido de prácticas como el pase de lista diario en niveles universitarios? Más allá de un estricto sentido de la seguridad para saber que el alumno vino a la escuela y está a salvo, dada la terrible inseguridad que vivimos en México, ¿qué finalidad didáctica ofrece este tipo de controles? Incluso se nos llega a otorgar un porcentaje de calificación por el solo hecho de estar presente. En el salón, o en línea últimamente.
Supongamos, sin conceder, que la preparatoria es una edad en la que aún no existe un sentido pleno de responsabilidad y compromiso con el estudio, por el mero interés de la propia superación personal. ¿Eso se supone que persiste en la etapa de la formación profesional?
Tuvimos 15 largos años desde el preescolar, hasta el nivel medio superior, para desarrollar en el alumno ese tipo de iniciativa y madurez. ¿En qué estamos fallando para no haber logrado desarrollar tales habilidades psicoemocionales en nuestros alumnos en tantos años? Hay una grave y evidente falla tanto en el estilo de enseñanza como en el contenido.
Nuestros programas académicos NO son una educación para la vida. Los saturamos de datos para guardar en la memoria pero no de conocimientos reales y útiles para la vida práctica. Si así fuera, aplicaríamos exámenes objetivos sin importar la asistencia. Si lo que enseñamos realmente es útil y medible, por lógica si estuvo el alumno presente y atento, debe poder demostrarlo en un examen.
¿Estamos abiertos a reconocer que no hemos logrado transmitir el conocimiento de una manera realmente interesante?
Por supuesto que sería injusto recargar la responsabilidad total en los maestros; el ejemplo que otorgamos en casa sobre nuestra hambre de conocimientos, será la medida de la influencia en los chicos, para hacer de ellos personas movidas por el afán de superarse.
Pero los estudiantes invierten largas horas en tareas absurdas. Entregar un trabajo a tiempo es importante porque forma un espíritu de compromiso. Pero no es una medida del conocimiento realmente adquirido.
Y en la vida real, eso último es mucho más importante. Cuando los problemas reales llegan, medimos con ello el verdadero aprendizaje. _