Claudia Marcucetti: una rebelde conservadora
Originaria de Italia, Claudia Marcucetti llegó a Ciudad de México cuando tenía 13 años. Estudió arquitectura, profesión que ejerció hasta 2002 cuando la abandona para dedicarse a escribir y, posteriormente, también a la promoción de la lectura. En su obran destacan obras como Los Inválidos, Heridas de agua y Donde termina el mar.
—¿El libro que te inició como lectora?
Corazón, diario de un niño de Edmundo de Amicis, aunque el primero que me enamoró fue Un hombre de Oriana Fallaci.
—¿Y el que te convirtió en escritora?
La tía Julia y el escribidor de Mario Vargas Llosa, tanto que tomé la drástica decisión de dejar la arquitectura para dedicarme de tiempo completo a la literatura, aunque el que me incitó a escribir mi primer libro y explorar mi capacidad de reírme de mí misma fue Amores de segunda mano de Enrique Serna.
—¿Qué manías tienes al escribir?
Más que manías, disfruto no tener horarios, entregarme completamente a la escritura (que siempre incluye lectura, por supuesto). Como cuando tengo hambre (que cuando escribo es todo el tiempo), duermo cuando tengo sueño y escribo o reescribo el resto del tiempo.
—¿Qué libro no has leído y siempre has querido leer?
Ulises de Joyce. He comenzado varias veces y me ha aburrido otras tantas.
—¿Tu héroe o heroína de ficción favorito?
La personalidad de Holden Caulfield, el protagonista de El guardián entre el centeno de J. D. Salinger, me encanta.
—¿Te gusta leer con música o sin música?
Casi no escucho música, me distrae de cualquier otra actividad. Escucho música cuando bailo o no hago otra cosa que escuchar música.
—¿Qué otra vida te habría gustado vivir?
La de una bailarina, o más bien la de una cabaretera.
—¿Cuál es tu mayor extravagancia?
¡Uff! tengo varias, aunque no sé si califican como tales.
—¿Qué defecto ajeno te parece más intolerable?
La prepotencia.
—¿Qué virtud aprecias más en sus semejantes?
La sencillez.
—¿Tu época favorita de la historia?
Soy romántica, así que posiblemente el siglo XIX… Pero la época de los romanos, el principio de la civilización occidental, también me apasiona.
—¿La mentira más convincente que has dicho?Algunos “te amo”, que hasta yo me creí…
—¿El animal con el que te identificas?
El león. Mi signo zodiacal es Leo, aunque me identifico más con los perros que con los gatos.
—¿Qué virtud envidia de sus amigos?
La perseverancia.
—¿El libro que te habría gustado escribir?
Las memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, me parece un portento de humanidad.
—¿El libro que jamás habrías escrito?
El que te acabo de mencionar… no porque me faltaran ganas, sino capacidad.
—¿Cómo te definirías?
Una rebelde conservadora, así me definió Guillermo Arriaga y creo que tiene razón.
—¿Qué es lo que más disfrutas?
Leer, nadar, coger, conversar, escribir, no necesariamente en ese orden…
—¿Qué súper poder te gustaría poseer?
Ser invisible, supongo que porque soy voyeur por naturaleza.
—¿Tienes una frase que guíe tu vida?
“Lo único que puedo cambiar es mi actitud”, creo que era de Churchill.
ÁSS