El patriarca Manuel Charlín: pionero, violento y narcotraficante incombustible
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Parco en palabras, y seguramente el más violento de los narcos gallegos, Manolo Charlín fue, junto a su hermano José Luis, pieza clave en el salto que en los años ochenta algunos contrabandistas de tabaco arousanos dieron al tráfico de drogas. Primero, al hachís marroquí; luego, a la cocaína colombiana, según recoge el periodista Benito Leiro en 'Un lugar tranquilo', libro imprescindible para entender la reconversión de los ilícitos negocios. Las ganancias del narcotráfico eran sustancialmente mayores, y la droga más fácil de esconder que el tabaco.
Apodado 'el Viejo' por unos, y 'el Padrino' por otros, Manolo Charlín se hizo popular a principios de los noventa con la Operación Nécora, un espectacular operativo tutelado por el entonces joven juez Baltasar Garzón –que irrumpió en helicóptero en el pazo Baión de Laureano Oubiña–. Aquel macrooperativo dejó un sabor agridulce. Aunque los grandes capos salieron bastante bien parados del proceso –absueltos o con penas mínimas–, supuso un toque de atención sin precedentes a los narcos que se habían pasado del Winston 'de batea' a los fardos. Charlín, acusado por la Fiscalía de introducir miles de kilos de cocaína, fue absuelto. Después de cuatro años en prisión, salió en libertad. Aunque el patriarca había saltado a la primeras planas con la Operación Nécora, para entonces contaba con un amplio historial y ya sabía lo que era estar entre rejas. Dueño de una empresa marisquera, hacía tiempo que de la mano de Vicente Otero, alias 'Terito', se había pasado del estraperlo al tabaco.
Su primera gran condena, sin embargo, llegaría años más tarde. En 1999 la Audiencia Nacional le impuso veinte años de cárcel por un alijo de 600 kilos de cocaína transportado una década antes desde de Colombia a Galicia. Un colaborador del clan, que 'cantó' ante Garzón, acabaría siendo asesinado por dos sicarios colombianos, aunque nunca pudo relacionarse a Charlín con aquel ajuste de cuentas. Y mientras el patriarca cumplía la condena del alijo de los 600 kilos, le cayeron otros 13 años de cárcel de una macrooperación, por blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico, en la que se vieron implicados una docena de 'charlines'. Después de dos décadas, en julio de 2010 el veterano patriarca, que ya tenía 78 años, salía de prisión.
Una causa pendiente
El 'Viejo' ha muerto, pero queda su clan. Sus seis hijos suman varias condenas por nacrotráfico y/o blanqueo de capitales. Y. sobre todo, su hija Josefa, quien tomó las riendas del negocio familiar durante los años en los que el padre estuvo en la cárcel.
El casi nonagenario narco gallego era incombustible: tenía aún cuentas pendientes que saldar con la justicia. En 2018 estuvo unos meses en prisión por una causa de blanqueo que aún colea, en la que el fiscal pedía ocho años de cárcel para el capo. Los Charlín acumularon un ingente patrimonio, supuestamente gracias al narcotráfico. Sin embargo, según recoge Nacho Carretero en 'Fariña', cuando al patriarca le preguntaron en el juicio de la Nécora, no le parecía mucho: «¿Que si tengo fincas? Hombre, señoría, dese cuenta que, en Galicia, a 20 metros cuadrados le llamamos finca».