Xavi afianza poco a poco su proyecto
El partido empezó con el peor disparo de Luuk de Jong en toda su carrera. Este chico es malo pero su dinámica negativa le hace aún peor. El Barcelona empezó asentándose en el partido, controlándolo, sin crear nada especial pero reduciendo al Mallorca, inutilizándolo. Ilías lo intentaba con más fortuna -aunque tampoco demasiada- que Riqui Puig, que lo primero que hizo es chutar tan lejos que el balón abrió en enero las discotecas de Ibiza. Todo era como de jovencitos, muy revoltosos pero sin un trozo de pan que llevarse a la boca. Tenía algo de hermoso su tesón, pero poco de interesante. Los locales parecía que aún no habían regresado de la cena de Fin de Año y los de Xavi iban consolidando su dominio aunque sin acabar de tener ocasiones claras.
Jutglà chutó con intención al cuarto de hora y se empleaba en defensa no dando ningún balón por perdido. Bien el canterano, serio, responsable. Poco a poco el Barça empezó a perder fluidez y Eric García mostraba sus carencias filtrando los primeros pases. Al equipo le costaba avanzar con el balón, encontrar al hombre libre. De Jong y Riqui Puig no se entendían. Riqui, incapaz de jugar al primer toque, no favorecía en absoluto las ideas futbolísticas de Xavi. El Mallorca consiguió alejar al Barcelona de las inmediaciones de su portero, Manolo Reina, que de todos modos tampoco es que hubiera tenido mucho trabajo.
Lo mejor del Barça es que con la presión eliminaba cualquier capacidad del Mallorca de correr en la transición. Lo peor era que no podía desequilibrar. Y entonces, como de la nada, Luuk de Jong chutó dos veces al palo. Fueron sus mejores minutos con el Barça. En el primer palo, alargó la pierna para rematar una buena asistencia de Jutglà. La segunda, mucho más bonita y espectacular, fue una media chilena desde el borde del área que fue a estrellarse al larguero.
Tras el remate, el partido se volvió aburrido, soso, con algo del Mallorca, pero poca cosa, y que parecía mucho más peligroso por la débil defensa barcelonista que por la intención o la eficacia local. El Barcelona se volvió vulgar, como siempre. Estaba incómodo, también como siempre que pasa su momento brillante en el partido. Al filo del descanso, Riqui intentó por primera vez jugar al primer toque y con todo el espacio del mundo su asistencia a Araujo salió fuera. Xavi le animó nerviosamente, con una impaciencia que era el preámbulo de largas suplencias. Descoordinado con sus compañeros, cada vez que tiene minutos certifica que no llega al nivel mínimo exigible. Nico y Gavi han aprovechado mucho mejor los minutos que se les han dado.
Justo antes del descanso, Luuk de Jong tuvo su premio, y adelantó a su equipo rematando de un cabezazo un buen centro de Mingueza. Luuk es muy malo, Luuk no merece nada, ni mucho menos jugar en el Barça, pero es cierto que ayer, tras dos palos, pudo reivindicarse frente a los que le han vilipendiado como a un delantero de tercera división, que es exactamente lo que es. Para esto le fichó Koeman: para que rematara balones en el área, que es justamente lo que no había hecho hasta ayer.
El Barcelona fue superior y el gol fue providencial, porque el problema más recurrente y dramático de este Barcelona es que no sabe traducir en goles su dominio, de modo que el gol de Luuk de Jong libraba a su equipo, ni que fuera momentáneamente, de la frustración. El Barça volvió -como suele- atontado del descanso, y Nico perdió un balón que propició una contra local que sólo por suerte acabó en nada. “Por suerte” es una manera de decir que el Mallorca y sus delanteros son muy malos. Lamentable Antonio Sánchez.
Nico compensó pronto su error con una recuperación notable y un disparo bien buscado aunque algo desviado. El Barça fue lentamente despertando y sobre el minuto 60 consiguió tener el partido donde tenía pero el segundo gol no llegaba y era razonable pensar que tarde o temprano el Mallorca, pese a su pobre calidad, tendría por lo menos una oportunidad para el empate.
La mejoría, además de no concretarse, duró poco, y aunque torpemente, el Mallorca fue teniendo lo suyo. Muchas pérdidas de Riqui. Nico brillaba en sus controles orientados pero en uno de ellos se hizo daño y fue sustituido por Álvaro Sanz, otro que debutaba con Xavi. A Jutglà e Ilías se les hacía largo el partido pero la verdad es que Xavi no tenía cambios demasiado claros. Mingueza también se rompió y fue relevado por Lenglet. Estanis Pedrola sustituyó a Ilías.
Ter Stegen apareció al final para salvar con el brazo un gol cantado. Por fin regresó el alemán, muy felicitado por sus compañeros. Xavi dio un paso más en la realización de su idea de cómo ha de ser este equipo.