Cate Blanchett, la nueva musa de Almodóvar

Los cantos de sirena de Hollywood comenzaron con Jane Fonda, que compró los derechos de ‘Mujeres al borde un ataque de nervios’ para un ‘remake’ que nunca se llegó a hacer. Pedro Almodóvar era, por entonces, el único cineasta español cuyo nombre traspasaba fronteras, y eran muchas las estrellas que lo pronunciaban a la hora de pedir el deseo de trabajar a las órdenes de un autor ‘con un universo propio’.


Irónicamente, fue el éxito -Oscars incluidos- de los españoles Antonio Banderas y Penélope Cruz lo que logró el caché internacional para sus repartos. Pero el manchego le ha perdido el miedo al inglés: ha rodado ‘La voz humana’ con Tilda Swinton y ‘Variety’ anuncia el posible fichaje de

Cate Blanchett
para la versión de ‘Manual para mujeres de la limpieza’, la obra de Lucía Berlín.


Ganadora de todos los premios posibles, la vida de Cate Blanchett está marcada por la muerte de su padre, un agente que dejó la policía por la publicidad, fallecido de un infarto a los cuarenta años. Esa pérdida, ella tenía 10 años, le obsesionó hasta el punto de reconocer que durante un tiempo veía a diario la película ‘M.A.S.H.’ porque su protagonista, Alan Alda, se le parecía. El día en que se conocieron, se lanzó corriendo sobre él: «Debió pensar que estaba loca», reconocía en una entrevista a ‘The Guardian’.


Tiene dos hermanos, siendo los tres educados por su madre, una maestra de escuela que le inculcó la importancia de convertirse en una mujer independiente. Ya a los 18 años, Cate emprendió sola un viaje por el mundo que cambiaría su vida: en Egipto la invitaron a participar como extra en un rodaje y, tras la experiencia, decidió estudiar Arte Dramático. Aunque australiana, ha aprendido a cambiar de acento para sus papeles. Incluso aprendió a hablar como un hombre para encarnar a Bob Dylan.


Embajadora de Armani
Le encantan los retos que impliquen una transformación total: disfruta con la caracterización, aunque sea algo tan sencillo como una dentadura falsa, como en ‘No mires arriba’, su último éxito. Casada con el dramaturgo y director Andrew Upton, madre biológica de tres varones y madre adoptiva de una niña, reconoce que «la vida de una actriz es tan intensa que su edad se debería medir como los años de los perros». Siguiendo esa lógica, no tiene 52 sino casi dos siglos. Y los lleva divinamente.


Considerada como una de las mujeres más elegantes del mundo, en 2013 fichó por 8 millones de euros como embajadora de Giorgio Armani. Desde entonces se ha visto vinculada a la marca italiana en todo lo relacionado con fragancias y maquillaje.