Los fuertes destruyen a los d?biles
Nunca pasar? de moda, el western.
Ahora que una pel?cula, a?os antes la novela que le dio origen, se comentan y disfrutan, el recuerdo de otras expresiones art?sticas en dicho g?nero se refresca.
De tan presente en el imaginario colectivo, cualquiera cita sus preferencias.
Westerns que van y vienen que, como el arte, no tienen mayor funci?n que ordenar lo trivial.
??Qu? era C?zanne sino l?neas y colores, qu? era Chopin sino sonido, qu? era el perfume sino aromas calculados, qu? era el crujido del lino sino una tela??.
Pues as? es que miramos y leemos, en tiempos pand?micos y coronav?ricos que se resisten a desaparecer, El poder del perro, filme de Jane Campion y novela de Thomas Savage, que data ?sta de finales de los 60.
El arquetipo lo dicta y s?, la novela, ?hacia dentro y hacia el pasado?, nos cuenta lo que acontece en los rincones humanos y cotidianos de una comunidad cerrada en la verde Montana norteamericana de la d?cada de los veinte del siglo pasado.
Agreste panorama donde, inexorable principio natural, ?los fuertes destruyen a los d?biles? y donde tambi?n hacen presencia las figuras m?ticas y a?n quedan ?unos pocos indios malolientes, antes de que el Gobierno decidiera cambiar las cosas y los mandara a la reserva?.
?Qu? hay en el coraz?n de los otros?, parece ser la pregunta clave de El poder del perro del norteamericano Savage (1915-2003), novela que el posfacio de Annie Proulx sit?a en la tard?a edad de oro de la ficci?n paisajista gringa.
?Qu? hay en el coraz?n de la joven viuda Rose, de marcada personalidad alcoh?lica?
?O en los de Phil, al frente de un acaudalado rancho y quien junto a su hermano George parece llevar una vida tranquila hasta el matrimonio ?ste y Rose, y el consiguiente arribo de su joven hijo, Peter, hu?rfano que extra?a el orden urbano?
La nueva realidad trastocar? muchos de los supuestos que sostienen la aparente vida en calma, incluidos los ?v?nculos de sangre?, que en su mezcla se niegan a renunciar a su singularidad.
??C?mo hace un hombre, c?mo puede un hombre lograr que los dem?s vean en s? mismos lo que ?l ve en ellos??, parece ser la otra gran pregunta de El poder del perro.
No deber?n aportarse aqu? m?s detalles de la trama. Las sorpresas de la novela (la pel?cula) deber?n disfrutarse con todo lo que las mismas contienen.
Habr?a que anotarse que El poder del perro recibi? grandes elogios en su ya lejano lanzamiento, si bien no tuvo una difusi?n destacada ni una lectura profusa.
Algo tendr? de autobiogr?fica, acota Proulx, ya que el propio Savage naci? en Montana: un territorio de ?caballos broncos desaparecidos ya hace tiempo, ?spero y masculino en sus valores, separado de la ?poca de los pioneros por apenas una o dos generaciones?.
Un ?mundo de hombres, con vacas, ovejas, caballos, perros, armas, vallas y terrenos privados?, ahora revisitado en El poder del perro, tambi?n una manera de asomarse a las maneras en las que la econom?a norteamericana se apoy? en la ganancia rural para consolidarse sist?micamente.
Otras referencias destacar?n las personalidades de Phil y Peter. Aqu? la de la viuda Rose, ??Borrachita-Briaguita-Rosita!?, que de alcoh?lica pasar? a ?borracha com?n y corriente?. ?Llevaba semanas sin estar sobria del todo?, realidad que habr? de relacionarse con Her Side of It, una novela del mismo Savage de los 70 que cuenta la historia de una escritora alcoh?lica que lucha con sus propios demonios, y que como en El poder del perro se plantea ese antiguo dilema, el incontrolable beber.
Al arranque de la novela, Johnny, el primer esposo (muerto) de Rose entabla un di?logo con su futuro suegro, quien le reclama una primera visita oficial a su hija ?un poco achispado?. ?Es usted muy observador?, dice el novio, ?tom? una copa para que me diera seguridad?. ?El alcohol es algo nefasto? contestar? el padre.
Pero el pretendiente, a la postre el padre ausente de Peter, reclamar?: ?no es m?s que una medicina, se?or, si se utiliza correctamente?.