O ?micr?n?
Nunca volver? a repetir el alfabeto griego de la misma manera. Hace dos a?os comenzamos a vivir esta pandemia y que en alg?n momento cre?mos que llegar?a a su fin. No: no llegar?. Acept?moslo: cuando todo comenz? nadie ten?a idea de lo que ven?a y ha sido un logro ?nico de la ciencia que contemos con vacunas. Pero la pandemia continuar?: no habr? una ?ltima variante, se quedar? como se qued? la influenza y habremos de vacunarnos, idealmente, cada a?o.
El problema hoy por hoy es que estamos ya mentalmente agotados. No quiero decir que ese agotamiento sea ?el? mayor problema; s? que a nivel econ?mico las p?rdidas han sido espectaculares para la mayor?a, como las ganancias lo han sido para una minor?a. S? que hay muchos problemas, pero el que nos toca vivir parejo d?a a d?a, es este agotamiento mental en el cual simplemente ya no sabemos para d?nde movernos.
De hecho, no deber?amos movernos, pero ?por cu?nto tiempo m?s podemos vivir encerrados? No conozco una sola persona que no haya salido en las fiestas decembrinas. Hubo quien lo hizo con prudencia, conservando la distancia y en lugares abiertos. Pero nunca falta el imb?cil asintom?tico que, sin tapabocas, te planta un beso o un abrazo????? y a los pocos d?as comienza el coronavirus familiar.
Me imagino que yo he cambiado mucho. Quiz? hemos cambiado mucho. Recientemente decidimos desayunar al aire libre en un restaurante. Un ni?o peque?o disfrutaba de sus juguetes y justo al llegar, su pelota rod? hacia nuestra mesa. Una mujer sin tapabocas se levant? y de inmediato mi Sra. Hyde puso la mano en se?al de ?ALTO? y me hizo decir: yo saco la pelota, no se acerque. Pero tampoco falta una imb?cil y la tipa simplemente dijo: no, la saco yo. Mi hija, que se encuentra criando a su beb?, es m?s sensible a los ni?os peque?os y me dec?a: ?mira qu? lindo ni?o?. Pero cuando yo volteaba a ver el supuesto ?lindo ni?o?, solo ve?a un factor contaminante asintom?tico que amenazaba a mi familia, cuyos malignos juguetes, como peque?as bombas molotov cargadas de coronavirus, ten?an la tendencia a rodar hacia la mesa en que nos encontr?bamos.
Definitivamente estoy mentalmente agotada. Y lo lamentable es que estos s?ntomas no son solo m?os: los veo en mis amigas, en mi familia, en mis conocidos. Estamos muy cansados y ?micron, de ?micr?n? no tiene m?s que el nombre. Desde sus inicios la OMS la clasific? como ?variante preocupante?; su director advirti? no una ola, sino un tsunami de contagios y recientemente insisti? en que es un error clasificarla como leve, cuando est? causando muertes.
Estamos mentalmente agotadas, agotados, y ni modo: a seguirle, porque as? son las pandemias. Tsunamis, rayos y centellas: no queda m?s que llevar el tim?n lo mejor posible en medio de la tormenta y alejarse de los imb?ciles.
Paulina Rivero Weber