?Ciencia ficci?n?
Eran las 5:00 de la ma?ana de aquel 27 de febrero de 2020 cuando las campanas del templo empezaron a repiquetear. San Jos? de las tolvaneras era un pueblo tranquilo de apenas 12 mil y pico de habitantes. Nunca suced?a nada que alterara la paz.
Aquella madrugada sorprendi? a los pobladores el repiquetear de campanas. Intrigados, se concentraron en la placita principal. Se preguntaban qu? estar?a sucediendo. En esas estaban cuando apareci? don Francisco, el presidente municipal. Les explic? que recibi? un ?mail? del gobernador. Agreg? que hab?a surgido un virus mort?fero en un pa?s lejano. Por el momento no tengo m?s informaci?n, dijo, solo s? que el bicho se llama covid-19. Recomend? permanecer en casa; evitar lugares congestionados; usar antibacteriales; lavarse las manos constantemente y usar cubrebocas. Don Francisco ignoraba que sus coterr?neos no sab?an que son los antibacteriales y los cubrebocas. D?as despu?s los lugare?os se enteraron que la situaci?n mundial era alarmante. El virus cund?a. Cada d?a se sumaban miles de decesos en todo el orbe. Los hospitales estaban saturados, los cementerios rebasados.
Un repartidor de cervezas introdujo el virus en San Jos? de las tolvaneras. En pocos d?as, muchas personas enfermaron. El pueblo no estaba preparado para enfrentar lo que ya era una pandemia. En aquel pueblito solo hab?a una cl?nica con cuatro camas, un m?dico, un pasante y dos enfermeras; eso era todo.
Con el transcurso del tiempo el virus mut? varias veces. El ?micron, dec?an, no es tan mort?fero, aun as?, los decesos mundiales sumaban millones.
Las noticias helaban la sangre. Se dec?a que el virus llegar?a al 100% de la poblaci?n mundial. Su propagaci?n no la detiene nadie, afirmaban algunos. Los protocolos de la OMS no sirven de nada, dec?an otros. No hab?a un consenso mundial para enfrentar la dram?tica situaci?n. Muchos culpaban a la OMS de la situaci?n.
No obstante las recomendaciones del alcalde respecto a aplicarse la vacuna, y las medidas preventivas para evitar contagios, la gente de San Jos? de las tolvaneras no era lo suficientemente consciente para tomarlas en cuenta. Hicieron caso omiso. Estaba por llevarse a cabo el festejo del santo patrono del pueblo. Lleg? el ansiado d?a. Aunque se recomend? hasta el cansancio evitar aglomeraciones, la placita se llen? hasta los topes. La gente asisti? sin cubrebocas. Pasaron por alto la gravedad de la situaci?n. Nadie respet? la sana distancia. Semanas despu?s, de aquellos 12 mil y pico de habitantes, solo quedaron unos cuantos. Lo que otrora fue un tranquilo pueblito, ahora era un pueblo fantasma plagado de tumbas.
Colof?n
A San Jos? de las tolvaneras, igual que a todo el mundo, la pandemia los tom? por sorpresa. No estaban preparados. No ten?an el personal m?dico necesario. No obstante que las vacunas eran una soluci?n para evitar contagios, muchos se negaron a vacunarse. Pero lo peor, S?, lo peor, fue que los pobladores actuaron irresponsablemente, no acataron las recomendaciones sanitarias. Su estupidez les cost? la vida.?
Jaime Mar?n
jaimemarinsr@jmarin.com