Djokovic, libre de momento
Por el momento, Djokovic es un hombre libre en Australia, donde hasta pudo entrenarse por la noche en la pista central de Melbourne Park, donde se disputa el primer Grand Slam del año. Pero su situación no es definitiva, puesto que el ministro de Inmigración, Alex Hawkes, todavía tiene potestad para expulsarlo del país por motivos sanitarios. Una decisión a título personal y que se producirá en las próximas horas.
«Volé aquí para jugar en uno de los eventos más importantes que tenemos y enfrente de seguidores increíbles. Por ahora no puedo decir más, pero gracias por apoyarme durante todo esto y animarme a permanecer fuerte», continuó el serbio su mensaje. Fue el colofón a otra tarde convulsa en Melbourne. Y todo, a vueltas de si el serbio podía pisar Australia sin tener la dosis completa de vacunación contra el coronavirus. El motivo que esgrime el tenista es haberse contagiado de Covid de forma reciente, lo que le evitaría tener que inocularse la dosis. Y así lo alegó en su llegada a Australia, según se ha podido saber por la transcripción que el medio australiano ‘The Age’ ha difundido sobre la conversación que mantuvo el tenista con la policía fronteriza -la entrevista comienza a las 00.26-. La prueba PCR positiva que adjunta el tenista es del 16 de diciembre, pero, según sus redes sociales, acudió, y sin mascarilla, a un acto público con niños el día 17 de diciembre. Además, en la misma conversación con la policía fronteriza, el serbio indica que la exención médica que le otorgaron para jugar le fue concedida por Tennis Australia y por el Gobierno Federal, aunque en última instancia, Djokovic se desdice y dice que fue el Estado de Victoria. Y para pisar tierras australianas, el permiso ha de concederlo el estamento central. Dudas y falta de pruebas por las que el visado del tenista fue cancelado.
Sin embargo, el juez Kelly resolvió que al número 1 del mundo no se le había dado el tiempo suficiente, y además sobre las cuatro de la madrugada, para sufragar el posible malentendido aportando más documentación. Así, el serbio ganó el partido judicial ante Australia. Y otra moral porque si esta situación se jugaba en los tribunales australianos, seguidores del serbio volvieron a manifestarse en su favor por las calles circundantes del hotel donde se aloja en Melbourne al grito de «¡Free Djokovic!» («¡Djokovic libre!»). La policía australiana tuvo que intervenir con gas pimienta para disolver los altercados.
«Esta ha sido la mayor victoria de su carrera. Ahora mismo es libre, y espero que siga todo así y pueda jugar el torneo. Novak no hizo nada, pero fue maltratado», sentenció la madre del tenista, Dijana, en la rueda de prensa que ofreció la familia. Se anunció que Novak también hablaría a través de un vídeo, pero no sucedió. Sí hablaron, además de su madre, su padre, Srdjan, y su hermano menor Djordje. «Novak es una roca, nunca ofendió a nadie, siempre trata de ayudar. Tiene tanta fuerza mental que estoy seguro de que saldrá más fuerte de esta, todavía le quedan por ganar 10 Grand Slams», indicó el progenitor, que interpeló incluso a la reina Isabel II para que salvara a su hijo «de esta persecución política por parte del gobierno australiano». «Mi hermano lucha por ser el mejor tenista de la historia, pero toda la lucha de estos días no era sobre tenis ni sobre el Abierto de Australia. Se trataba de justicia y del trato que ha recibido por parte de las instituciones». Fue Djordje el encargado de dar por finalizada la rueda de prensa de forma abrupta, tras ser preguntado si su hermano había dado positivo el día 16: «Sí, todo el proceso fue público y todos los documentos son legales», contestó. Pero no lo hizo cuando otra periodista le preguntó. «¿Estaba en un acto público el día 17?». «Okay, así que... emm, la conferencia de prensa se ha terminado», zanjó Djordje antes de levantarse y abrazarse por los hombros con su padre y con su madre y cantar el himno serbio.
La situación del serbio queda, por tanto, en manos de la decisión de Alex Hawkes, ministro de Inmigración, que podría volver a cancelar el visado del número 1 del mundo y añadir una sanción de tres a cinco años sin pisar Australia, donde Djokovic más ha triunfado.