Eduardo Martín Clemens: «Los niños te dicen que quieren ser misioneros»
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Desde hace cuatro años la OMP viene desarrollando un itinerario lúdico-formativo en el que los niños de todas las diócesis españolas acompañan a Jesús durante su infancia. Primero en Belén, luego en Egipto y Nazaret, y ahora en Jerusalén.
El arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz Meneses, recordaba en su carta pastoral que «La misión hace que crezca en los niños un espíritu de amor al prójimo, de generosidad, de solidaridad y de entrega que les acompañará toda la vida». «Hoy todos recibimos la llamada a colaborar en la hermosa tarea de evangelizar allí donde no ha llegado la Luz del Evangelio o se ha adormecido con el paso del tiempo», añadía.
El delegado de Misiones, Eduardo Martín Clemens, siempre recuerda como en los grupos o colegios, «la mayoría de los niños al terminar la jornada te dicen que quieren ser misioneros. Los niños son esa transmisión que nos lleva a conectar desde aquí con sus coetáneos. Porque les gustaría ayudar a otros niños y sienten el dolor y la alegría de la misión como suya propia, y después la llevan a sus propias casas».
Catequistas
«Todos sentimos no poder tener este año el acto comunitario en el colegio Claret, la cumbre de ese día de encuentro, por lo que significa no solo para Sevilla, sino para toda la Archidiócesis. Aunque no se celebra el acto presencial, los catequistas lo han trabajado con sus alumnos. Gracias también a los niños hay iglesias enteras, sobre todo en África, en la parte del Congo, que se están sosteniendo con la ayuda del Día de la Infancia Misionera. Estas misiones están abiertas gracias a las ayudas de los niños, ya que algunos rompen sus huchas para colaborar incluso antes de los Reyes Magos y muchos escribieron en sus cartas por los niños de las misiones», añade.
El encuentro con la palabra se desarrolla en esta ocasión bajo el título ‘Serás el mayor infuencer ¡Luz para el mundo!’ y la oración dice: «Querido Jesús, gracias por hacerte pequeño para decirnos cuánto nos quieres. En el mundo hay muchos niños como Tú y como yo que necesitan ayuda y no te conocen. Te pido por ellos y por los misionesros que los cuidan. Enséñame a ayudar yo también, haciendo cosas pequeñas con un amor muy grande. Llévame a Jerusalén, que quiero estar, como Tú, en las cosas de Dios Padre, y ser así yo también ¡luz para el mundo!».