España puede ser muchas cosas. Puede ser jacobina o federal, conservadora o progresista, socialista o libertaria, pero para que todo esto ocurra es necesario que España sea. Esta condición mínima es un presupuesto ontológico simplísimo sobre el que debería ordenarse toda nuestra acción política. Como los axiomas, o como los postulados de Euclides, esta afirmación es tan sencilla e indemostrable que no puede exigir ninguna argumentación probatoria. Es una verdad incondicional precisamente por ser condición de todas las demás verdades.
Y es igual en cualquier parte. En las pasadas elecciones francesas pudimos comprobar cómo distintos modelos políticos irreconciliables colisionaban y se presentaban como alternativa. Pero tanto Macron como Le Pen llevaban una palabra inscrita en sus carteles sobre la que ambos...
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