Ya sé que para ti el aborto es sagrado, el feto una parte de tu cuerpo que se puede extirpar fácilmente como, qué sé yo, la vesícula, un premolar, un juanete. También sé que no quieres ser madre porque eso perpetuaría la dominación del heteropatriarcado sobre ti y que el amor romántico es un constructo del capitalismo para someterte. Supongo que también opinas -te pega- que tu ciudad natal es vulgar, que se te queda pequeña, que la gente allí no está a tu altura porque tú necesitas otra cosa, no sé, más acción, más gente, más musicales a los que no ir. Y además allí no hay comida libanesa. Por eso en cuanto llegas a Madrid cambias las ‘sneakers’...
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