La publicación del ensayo ‘Nadie nace en un cuerpo equivocado’, de José Errasti y Marino López Álvarez, ha provocado reacciones rabiosas en el activismo trans, por atreverse a desenmascarar las falacias postuladas por la llamada ‘teoría queer’, según la cual nuestro cuerpo puede aprisionar un yo verdadero, una identidad ‘sentida’, cambiante y fluida que debe imponerse sobre la materialidad biológica. Coincidiendo con la tesis expuesta en este ensayo, debemos sin embargo precisar que, oscuramente, el activismo trans tiene razón; pues, en efecto, todos nacemos en un cuerpo equivocado.
Aldous Huxley lo afirma en ‘Los demonios de Loudun’: «En todo momento y lugar, el ser humano ha sentido la radical inadecuación de su existencia personal, la penuria de ser sólo su yo...
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