«Cuando mi pareja se enfada deja de hablarme, ¿qué puedo hacer?»
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Según el psicólogo Enrique Vázquez, no hablar a la pareja tras un enfado se considera violencia por omisión, al igual que hay violencia psicológica, física... No te habla, pero tampoco te ignora porque está pendiente de tus gestos y movimientos. «Aparentemente, quien castiga con su silencio no hace nada malo; si una persona les observa en un parque no da la impresión de que algo malo les esté sucediendo. Sin embargo, si hubiera una pareja discutiendo seguro que todo el mundo miraría pensando que esa relación es un desastre. Pues hay que decir que estar en silencio y no hablar a la pareja como medida de castigo hace más daño que una discusión, puesto que al discutir se intercambian puntos de vista y se busca llegar a una solución. Sin duda alguna, la mala comunicación es mejor que la no comunicación. Con el silencio —insiste— no hay lazos posibles de unión, mientras que la mala comunicación se puede trabajar para mejorarla».
La decisión de no hablar a la pareja suele deberse a que esa persona no tiene habilidades para defenderse de otra manera. «También se produce porque esa persona está cansada de realizar múltiples intentos de comunicarse con el otro y no son fructíferos, porque le puede su ego... Esta persona tiende a encerrarse; sin embargo, sufre más el otro miembro de la pareja que sí quiere hablar y desea un encuentro para la reconciliación, pero se siente totalmente desarmado».
En cualquier caso, este psicólogo afirma que esta actitud produce síntomas muy negativos y denota un mal estado de salud de la relación. Lo ideal, dado el caso, es que esta situación dure unos instantes y, posteriormente retomen la conversación entre ambos. «Pero si este escenario se extiende en el tiempo y se cronifica se corre el riesgo de que el conflicto sea cada vez mayor y termine por estallar una discusión grave, que provoque que ambos lleven vidas paralelas, o que se produzca una ruptura de la relación. Los problemas de pareja hay que resolverlos, no se pueden ignorar o guardarlos en un cajón porque, con el tiempo, ese cajón se llena de residuos de discusiones y un día ya no se puede sostener porque rebosa demasiado, lo que motivará que cuando haya un nuevo enfado, uno de los dos diga "¡porque tú hace 5 años me dijiste tal cosa!" y empiecen a saltar situaciones anteriores que nada tienen que ver, pero que no se han resuelto».
Pero, entonces, ¿qué puede hacer la persona que desea hablar ante la negativa del otro? «Lo mejor —según apunta Enrique Vázquez— es no insistirle, porque no se hace simétrica la discusión, pero tampoco desligarse. En estos caso, es más conveniente ofrecele una mano amiga y decirle: "entiendo que estés enfadado y me retires la palabra, pero cuando quieras hablar, ahí me tienes».