El 'reality' ha muerto, ¡viva el 'reality'!: cómo y por qué las plataformas resucitan un género mal visto
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«Todos los grandes formatos de entretenimiento tienen algo de 'reality'. La mayoría de los géneros hoy día son realmente una mezcla. Todos los programas de talento ['Drag Race', 'MasterChef'] tienen algo de 'reality'», afirma Carmen Ferreiro, directora de programas de entretenimiento de Atresmedia. El domingo 22 (21.00) estrenaron en el canal Neox la segunda edición de 'Love Island', adaptación española del formato británico homónimo. Se emite de domingo a jueves lo que pasa el día anterior. También puede verse en la plataforma Atresplayer Premium. Esta isla del amor es Gran Canaria.
No se confundan con 'La isla de las tentaciones' (Telecinco), cuya quinta edición está a punto de rodarse en República Dominicana.
Para Ferreiro, más que un reality, 'Love Island' es un 'dating', o sea, un programa donde los participantes buscan, o dicen buscar, el amor. La mediadora es Cristina Pedroche. Y pillar cacho tiene premio, pues la pareja ganadora (lo decide el público) se lleva dinero. O uno de los dos, pues se puede jugar sucio. «Los 'dating' son los formatos más estrenados y exportados», añade Ferreiro.
En Netflix está 'Amor con fianza', con Mónica Naranjo, en el que varias parejas conviven con solteros en una villa (siempre hay una, con piscina) y se someten a un polígrafo... ocular. Si mienten, pierden –seguro– dinero. Y quizás al novio o novia.
En HBO Max está 'FBoy Island', cuya versión española ya se ha grabado en Sri Lanka. Lo presenta la humorista Valeria Ros, un perfil que extrañaría si no fuera porque es un programa que se ríe hasta de su sombra: tres mujeres tienen que descubrir si los solteros son un cacho de pan (y moja) o si estos donjuanes están tomándolas por tontas. En la versión original, la estadounidense, se juegan cien mil dólares.
Que la televisión a la carta se apunte a este género sí tiene respuesta. «Es más barato, fácil y rápido de producir. Y sobre todo conecta a las plataformas con el perfil más preciado: el joven adulto», sostiene José Velasco, productor de 'Insiders', el primer 'reality' de Netflix España, un 'Gran Hermano' en el que los inquilinos, sin saberlo, son grabados durante el 'casting' final. La segunda edición (las tres primeras entregas) se estrenó el jueves 19; las cuatro restantes, el próximo 26. La primera temporada se emitió de golpe. «El 'reality' se consume cuando se ve y se comenta», añade Velasco.
¿Cómo generar una conversación en internet si cada uno lo está viendo a su ritmo? Y un 'reality', como un partido de fútbol (este lo narra Najwa Nimri), es puro 'spoiler'. De una serie se puede hablar más fácilmente sin destripar la trama. Ese es el dilema de las plataformas, especialmente de Netflix, cuyo menú es un bufé. El final de 'Amor con fianza', por ejemplo, se colgó una semana después. Y la estadounidense HBO Max emitió durante tres jueves de verano las diez entregas de 'FBoy Island'.
El 'reality' de plataforma, sin embargo, ha perdido el directo (de momento, pues Netflix lo está barajando para alguna ocasión). 'Insiders', aún así, se esfuerza en transmitir cierta sensación de 'aquí y ahora'. «Ellos viven, a partir de un momento, como si aquello fuera directo. Todo su comportamiento, y cuando se dirigen al público, se convierte en real», añade la productora Arantza Sánchez.
Hay cosas que, aun sin anuncios (de momento, pues Netflix incorporará un paquete más barato con publicidad), no han cambiado: los avances entremedias. Según Velasco, la capacidad de atención de los jóvenes es nula y hay que prometerles una recompensa por su tiempo, que hay un por qué. 'Insiders', con sus saltos temporales, mostraba también así las contradicciones de sus jugadores (uno aseguraba no ser violento para después golpear el decorado).
«Estamos todos aprendiendo cuál es la mejor manera de consumirlo. Seguramente, el 'reality' que haya que hacer cuando se emite fragmentado sea distinto a cuando se emite todo junto. La propia programación condiciona el género», comenta José Velasco, productor de 'Insiders'. 'Love Island' puede verse a diario durante seis semanas en Neox o, pasado un tiempo, ver las 30 entregas de golpe en Atresplayer Premium. Los 'realities' se ven como una serie. Y enganchan igual.
Amazon Prime Video recuperó hace dos años los 12 episodios de 'Confianza ciega' (Antena 3, 2002) y en su catálogo también hay 'realities' de producción propia como 'Las chicas de Tampa', un 'reality' que en otra época habría acabado en MTV. «Netflix ha conseguido que se consuma la televisión de otra manera y que ese consumo cambie los contenidos, pero a la vez ha encontrado contenidos y modos que habían desaparecido precisamente por el consumo de la televisión convencional y aquí cobran nueva forma», añade Velasco.
Ferreiro (Atresmedia) cree que 'Love Island' gusta porque «la búsqueda del amor es universal y transversal». Eso conlleva a veces sexo, nunca explícito. «El 'reality' le encanta a la gente joven porque reproduce de manera vicaria sus vidas y aprende a sentir, a emocionarse, a enfadarse a través de la vida de otros; la ficción, pero de verdad. Es el mundo adulto quien está en contra de los 'realities': cuando se encuentra con cómo es el mundo joven, se sorprende y lo rechaza. Sus hijos son así por mucho que no quieran verlo. Es parte del diálogo social. Los 'realities' funcionan porque la gente joven conecta con ellos y porque la gente mayor los mira de reojo intentando aprender cómo funciona la gente joven», concluye Velasco.