Cuando llegó al Barça cedido por el Sevilla a última hora para paliar mínimamente la marcha de
Griezmann al Atlético, fueron muchos los que se rieron. Y no sólo de fuera del club, también lo hizo alguno de los de dentro. Que si era un tronco, que si sólo sabía rematar de cabeza, que si con los pies era un cero a la izquierda... No nos engañemos, llevar la etiqueta de ser una sugerencia –que no petición expresa– de
Koeman no le ayudó lo más mínimo.
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