La oportunidad para un nuevo acuerdo comercial entre México y el Reino Unido
César Guerra Guerrero*
Los gobiernos de México y el Reino Unido (RU) anunciaron hace unos días el arranque de las negociaciones para un nuevo acuerdo comercial. Ambos países rigen sus intercambios bilaterales bajo el acuerdo de continuación que entró en vigor el 1 de junio de 2021, pero que para efectos de comercio de bienes entró en vigor el 1 de enero de 2021, ya que en un hecho sin precedentes, se permitió a los importadores en México beneficiarse de aranceles preferenciales retroactivos, ya que el acuerdo se concluyó el 17 de diciembre de 2020.
Uno de los motivos más importantes por los que la mayoría de los ciudadanos del Reino Unido votaron a favor del Brexit fue el recuperar la soberanía para decidir su rumbo, por ejemplo, en materia de política comercial. Mientras el RU era miembro del bloque europeo, el responsable de llevar las negociaciones comerciales es la Comisión Europea, la cual recibe un mandato de sus estados miembros de la Unión Europea (ahora 27), por lo que los intereses comerciales del Reino Unido no necesariamente se reflejaban a plenitud por los divergencias con países como Francia, que son menos proclives al libre comercio.
Ahora, el Reino Unido está muy activo en busca de nuevo horizontes en materia de negociaciones comerciales. Concluyó negociaciones con Australia y Nueva Zelanda, sin exclusiones en su programa de desgravación para productos sensibles, situación que tiene preocupados a parte del sector agrícola de ese país.
Otro ejemplo donde se es claro el cambio de visión con respecto a la Unión Europea, es que el Reino Unido ha buscado en reiteradas ocasiones comenzar negociaciones para un acuerdo comercial con Estados Unidos. Sin embargo, la respuesta no ha sido favorable hasta ahora por parte de la Administración Biden.
El Acuerdo de continuidad vigente entre México y el Reino Unido es fiel reflejo del acuerdo comercial que rige entre México y la Unión Europea, para precisamente dar continuidad a la relación comercial existía entre estos dos países antes de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Dicho acuerdo comercial se terminó de negociar en su parte comercial en 1999.
Por lo antiguo de sus disposiciones, México y la Unión Europea negociaron la modernización del mismo desde hace un par de años, pero desafortunadamente no ha podido ser firmado por diferencias recientes en la arquitectura de los textos. Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, México ofreció a éste en su momento basar su acuerdo bilateral en el acuerdo modernizado con la Unión Europea. Sin embargo, el Reino Unido rechazó la idea, argumentando que no había tiempo para considerar las nuevas disposiciones, accediendo a retomar en el futuro cercano una negociación más profunda, la cual es la que se está anunciando.
Lo anterior, se debió a que el Reino Unido se enfocó en preservar el acceso que ya tenían y que perderían con su salida del bloque. Esto implicó que privilegiaron el tener la mayor cantidad de acuerdos de continuidad, sin detenerse a mejorar las condiciones que ahora podrían negociar al ya no tener los obstáculos que eran inherentes a la situación de otros países de la Unión Europea. Fue una tarea titánica que les ha dado frutos, y van por más.
La principal tarea pendiente que enfrenta el Reino Unido en la implementación de sus acuerdos es el cumplimiento del Protocolo que permite el libre flujo entre Irlanda e Irlanda Norte, es decir, dos territorios aduaneros distintos que los une el Acuerdo de Viernes Santo (Good Friday Agreement), lo que resulta políticamente complicado debido a que implica que la aplicación de controles aduaneros entre dos regiones de un solo país. Si bien el diálogo entre la Comisión Europea y el Reino Unido continua, la solución no se ve fácil y la Unión Europea podría imponer sanciones al final del día.
Una vez que dichos acuerdos que garantizan la continuidad están en vigor, en esta nueva etapa se busca ahondar en el nivel de ambición para incorporar nuevos temas como Pymes y género. Asimismo, el nuevo nivel de ambición también tocaría los temas de inversión, reglas de origen y la liberalización de los bienes agropecuarios, que en el Acuerdo de Continuidad están excluidos de la eliminación arancelaria (lácteos, cárnicos y muchos otros). El Reino Unido ha comenzado este ejercicio de profundización de sus acuerdos comerciales de reciente creación con otros países también como Canadá e Israel, así como también aspira a ingresar al Acuerdo Transpacífico (CPTPP por sus siglas en inglés).
La posible incorporación del Reino Unido al CPTPP abriría otra vía de comercio preferencial entre ambos países con condiciones distintas al acuerdo bilateral que están por negociar. De entrada, el CPTPP permitiría la acumulación de origen con otros países miembros de este acuerdo, lo que incrementa las posibilidades del comercio preferencial.
*Director de Trade & Access Consulting, con sede en Bruselas, y exjefe de la negociación por parte de México para la Modernización del Acuerdo Comercial entre México y la Unión Europea.