Cerámica artesana a escena en la alta cocina
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María en su taller, por la zona de la Victoria, en Málaga capital.
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Piezas de la nueva colección que está preparando para hostelería y restauración.
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El primero en confiar en María fue Mauricio Giovanini. Ella nos cuenta como fue que hace unos años, preparado su catálogo para hostelería, el cocinero y propietario de Messina la contactó. “Me quedé realmente sorprendida porque, de hecho, cuando le envié el muestrario no estuve del todo segura. Vi la línea del restaurante y pensé, ‘¿realmente mis vajilla tienen sitio aquí?’” La respuesta le llegó, como comentamos, a modo de llamada telefónica y rápidamente comenzaron a trabajar juntos en la que ha sido la primera de otras tantas colaboraciones entre una y otro.
Tras Messina llegaría Dani Carnero, que contó con Monasterio para algunos encargos “muy especiales” que le hizo de cara a
la apertura de Kaleja
. “Ideamos unas ollas de línea sencilla, en color marrón, que le encantan y siempre aparecen en las fotos que se le hacen a Dani en el restaurante”, nos dice. Poco a poco Carnero ha ido convirtiéndose en otro cliente un tanto asiduo de la artesana, que al contar con usuarios de prestigio y reconocidos, como es el caso, ha conseguido aumentar el número de profesionales que forman parte de su ‘currículum’, por así decirlo.
Bol diseñado para Dani Carnero, para Kaleja.
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MARIA MONASTERIO
Estos trabajos han ido dando visibilidad a esta artesana y le han abierto puertas. En su lista de colaboraciones aparece ya Beluga, Palodú, Aire, Ta-Kumi, Cávala y otro estrella Michelin, El Lago. De hecho, mientras visitamos a María, que tiene su taller en la zona de La Victoria, nos muestra las piezas que están en proceso y que son para Fernando Villasclaras y su equipo. En las estanterías encargos también de La Alvaroteca y del japonés de Álvaro Arbeloa en Marbella, que está unificando las vajillas y las piezas que tienen ya en Málaga y que las firma Monasterio.
Conjunto de plato hondo y jarra para Palodú.
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MARIA MONASTERIO
Colaboración de María Monasterio con Cávala y Juanjo Carmona.
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M. MONASTERIO
Uno de los cuencos hechos especialmente a medida para Ta-kumi Málaga.
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MARIA MONASTERIO
Personalización a medida
Una de las claves del trajo que realiza María Monasterio está en hacer útiles prácticamente a medida. “Parto de un muestrario, de una colección, de tal forma que el cliente puede optar por los productos que hay en el catálogo o bien pedir variaciones y configurar algo totalmente nuevo. Primero me gusta conocer el restaurante, al cocinero, y de ese encuentro y de ese tú a tú vamos marcando las líneas para configurar un artículo que se adecue al concepto gastronómico del establecimiento y a lo que el chef necesita y quiere transmitir”, apunta la ceramista.
María Monasterio cuenta cada vez con más clientes del mundo de la hostelería y va planificando los pedidos.
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Se van variando formas, medidas, tonos… Invariables los materiales que ofrece en estas elaboraciones y que son seña de identidad de María, además de considerarlo imprescindible para ofrecer diseño y durabilidad en lo que hace. Para las vajillas “uso únicamente gres, pues es resistente. Se trata de una pasta que se cuece a altísima temperatura y que ofrece un acabado mejor que el barro rojo o la loza, que se ve bastante en la hostelería más tradicional”. Hay varios tipos de gres que dan diferentes terminados en lo que a color se refiere. Resulta más blanquecino o como un tono crema, marrón o casi negro. Y están también los esmaltes, con los que experimenta para conseguir un muestrario de colores que varía por temporadas. “Más brillo o mate, diferentes tonos, etc. El quid de la cuestión es que los clientes tengan opciones para elegir la que mejor se adapta al sitio en el que se utilizarán”.
Creatividad y artesanía que se materializan en vajilals únicas.
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Cada pieza lleva detrás mucho tiempo y dedicación hasta entregarse al cliente.
Como apuntamos, del ‘tú a tú’ con el cocinero/hostelero se llega a un punto y se realiza el encargo. La cerámica lleva su tiempo y es por ello que la paciencia es imprescindible. María Monasterio suele dar unos márgenes de alrededor de mes y medio para entregar el trabajo, “aunque puede ser menos o más, dependiendo del número de productos que me encarguen. De cualquier forma, como dices, el trabajo cerámico conlleva cumplir ciertos plazos y es la pieza la que manda”, sentencia.
Una vez dan el OK, se van superando fases. “Se tornea la pieza y luego se necesita un par de días para secar. Hay que arreglar luego la parte de abajo, que queda sin terminar, y se retornea. Se afina y se talla si es necesario. Hay que volver a dejarla secar y se controla además cada etapa al detalle, pues igual si nos pasamos se rompe o no queda como debería”, comenta María con GURMÉ Málaga. Sea como fuere, ella disfruta al máximo de cada instante pues desde 2016 tiene claro que este era el trabajo que soñaba y con mucha formación y con la experiencia en estos momentos cuenta con clientes tanto en la provincia como en el resto de España. A día de hoy se encuentran vajillas de María Monasterio tanto en Málaga como en Madrid o Las Palmas, entre otros sitios. “Cada vez más me llaman directamente para que trabajemos juntos pero también te digo que en ocasiones soy yo la que sigo llamando a las puertas de algunos restaurantes que voy conociendo y me parecen interesantes”, añade.
Sus piezas se encuentran tanto en restaurantes de Málaga como de otros puntos de España.
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MARIA MONASTERIO
Las redes sociales están siendo un magnífico escaparate para María y sus productos. Su perfil en Instagram le ha abierto las puertas de numerosos sitios y es así que se van dando colaboraciones con las que jamás habría soñado.
La inspiración de María
¿De dónde le viene la inspiración a María Monasterio para elaborar tan sugerentes piezas? Desde siempre dice haberse sentido muy atraída por las artes y la artesanía. Comenzó a hacer sus pruebas y ensayos en el taller de su tío, Pablo Romero. “Él también es ceramista de profesión y lo he visto trabajar desde siempre así que fue también un aspecto que tuvo su influencia en mi”, cuenta María.
Cuando decidió emprender por su cuenta y especializarse en la cerámica artesana, tuvo claro, primero, que quería ofrecer calidad. Después, su idea era partir de una disciplina muy antigua dándole una nueva vida, con diseños e ideas que rompieran con la tradición y es así que fueron viendo la luz platos, cuencos, tazas, jarrones y otros artículos que salen del taller de Monasterio.
María con algunas de las piezas que han salido de su taller.
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Un tercer aspecto claro era que de sus manos salieran artículos con un fin utilitario. “No solo que adornaran”, apunta. Y es así que todo lo que sale de aquí suele tener, por lo general, esa meta. “Busco sorprender, divertir y deleitar con mi obra, al igual que yo me sorprendo, divierto y deleito con lo que veo y lo que hago, haciendo que los elementos que forman parte de nuestro día a día no solo sean útiles, sino que también nos hagan sentir”, dice María.
Como alfarera ella trabaja con los cuatro elementos: “Tierra, agua, aire y fuego, imprimiendo a esa mezcla tan primaria formas que se constituyen en nuevos objetos, tan heterogéneos y cambiantes como la propia naturaleza”. La naturaleza es mi mayor fuente de inspiración. Me encantan las formas, texturas y colores tan sorprendentes que tienen”, reseña Monasterio. Y es de todo ello que surge un “mundo de sueños”, según denomina ella misma, al que ha bautizado como “Ictiología Onírica” y que toma forma a modo de plantas y especies animales inventadas que combinan lo terrenal con el universo bajo el mar. Diferentes ilustraciones que plasma en alguna de las cerámicas que crea paso a paso con sus propias manos.
Un trabajo muy artesanal donde el detalle es imprescindible.
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Realidad y ficción se dan la mano en algunas piezas de corte fantástico.
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El ejercicio de María Monasterio va alcanzando cada vez mayor proyección y es así que le van llegando propuestas interesantes y variopintos que atiende siempre y cuando entren dentro de su filosofía e ideario. Un ejemplo de ello son las copas cerámicas que creó para la Federación Andaluza de Golf hace unos años o las piezas que preparó para la Noche en Blanco, un regalo para los asistentes a los diferentes eventos y actividades de esta convocatoria.
Sin lugar a dudas, la personalidad cercana y tranquila de María, unida a la pasión que transmite al explicar lo que hace y cómo lo hace, son dos ingredientes extra que seguro convencen a quien la conoce. Cualquiera de las vajillas o de los otros útiles con los que cuenta Monasterio en su muestrario y que salen de su taller forman parte del conjunto que hace que un espacio vaya cobrando personalidad y vida propia. En su página web, los usuarios pueden acceder a algunas de las líneas de producto de Monasterio y hacerse con productos de esta ceramista malagueña.
Una de las piezas de la nueva colección.
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M.S.