Rafa Nadal se marchó de Roma cojeando. El lesionado pie izquierdo provocó con su dolor intenso que se torciera el gesto del manacorí, que no quiso retirarse ante
Denis Shapovalov. Triste, preocupado y fastidiado. Prometió antes de volver a casa que agotaría las oportunidades que tuviera al alcance para competir al máximo nivel posible en
Roland Garros.
Seguir leyendo...