Todos hablan de libertad, pero ven un hombre libre y se echan a temblar. Sin ataduras Roca Rey, dueño y señor de una faena sideral. El sitio donde la embestida quema pisaba el peruano. Aquella torera arrogancia llenaba el escenario. Bramaba el noventa por ciento de la plaza y berreaba el otro sector. «En todas las camadas los hay protestones», espetaron en los bajos de sombra. «La democracia también es esto», afirmó otro. Entre ovaciones emocionadas y palmas de tango, un apabullante Andrés seguía a lo suyo, que no es otra cosa que mandar.
Le tocaron en suerte dos toros de la familia de las letras: un Hablador que dijo poco y un Escribiente que echó un borrón ya en...
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