Rosa Pich, madre de 18 hijos: «En la cama de papá y mamá no se mete nadie, ni el ministro de turno»
Rosa Pich es madre de 18 hijos y llega a la redacción derrochando energía y apremiando al personal presente con su «Go! Go! Go!» («¡Vamos!, ¡vamos!, ¡vamos!»). Ha hecho un hueco en su agenda de conferenciante y coach familiar para promocionar su libro libro «La vida es bella y más si se vive en familia» (Planeta), donde cuenta el día a día de los Postigo Pich, que en su día tuvo al mayor número de hijos escolarizados de España. Ante la sorpresa y la expectativa que causa haber tenido una criatura por año, ella puntualiza con una gran sonrisa que «no fue un sufrimiento. Ahora ya ha pasado, y pienso: que me quiten lo bailado. A día de hoy el premio es mucho más grande que las pocas horas de sueño que vivimos en ese momento».
¿No siente que está siempre justificando haber tenido 18 hijos?
Pienso que la gente es libre, y que haga en la cama lo que quiera. Pero es verdad que cuando me preguntan: «Rosa, pero, ¿por qué has tenido tantos hijos? ¿Fue un reto que te pusiste? ¿Una ilusión? Respondo que no. Que me casé con mi marido, éramos felices, mi esposo me quería a mi... Yo venía de una familia de 16 hermanos, él venía de otra de 14. Sí que es verdad que en los primeros años de matrimonio tuvimos tres hijos en tres años y mi padre como ingeniero que era me decía: «Máxima producción»,
De hecho, sus tres primeros hijos fallecieron por problemas cardiacos, y los médicos les aconsejaron no tener más.
Sí, la pequeñita murío a los diez días de nacer, después lo hizo el segundo con dos años y medio, y la tercera sabíamos que no iba a vivir más. Era el año 1992 de las Olimpiadas en Barcelona. Todo eran fuegos artificiales pero yo quería abrir las ventanas y gritarle adiós al mundo. Cuando nos dicen que no tengamos más hijos mi marido y yo, que nos habíamos casado con la ilusión de tener una familia –aunque no habíamos decidido el número–, pensamos: «Todo el mundo está llorando a nuestro alrededor pero somos un matrimonio joven, y en la cama de papá y mamá no se mete nadie, ni el ministro de turno». Entonces nacieron Perico, Juanpi, Cuqui, Magui, Tere, Rosita, Gaby... Esa fue mi decisión. ¿Tú no quieres tener más hijos? Lo respeto, eres feliz así, pero déjame a mi con mi marido. En este mundo en que vivimos tenemos que aprender a respetarnos. Si me dijeras: «Es que están mal nutridos» o lo que sea, pero es que mis niños son felices.
Usted se quedó viuda de Chema con 50 años.
Sí, la gente me decía: «¡Qué injusticia!» pero yo pensaba: «¡Qué suerte, porque tengo 15 niños y nos queremos y arropamos!». En las familias numerosas las alegrías se multiplican y las tristezas de comparten. Claro que llorábamos, pero la vida continúa y mi hijo pequeño, que en ese momento tenía 7 años, se merecía una infancia feliz, y no una madre que estuviera continuamente llorando por las esquinas.
¿Qué consejo le da a las familias jóvenes que acuden a escucharla a sus conferencias?
En mi época se decía «si quieres ser bien casado cásate en el vecindario». Pero hoy en día vivimos en un mundo global. Lo que sí les recomiendo es tener un noviazgo en el que dialoguen de muchas cosas, porque hay muchas parejas que no han hablado ni siquiera de si desean tener hijos o no, de si quieren viajar, o solo ganar dinero. Queremos educar a los hijos y que sean felices y esto conlleva tener unas metas, no darles todo lo que pidan, tener unas exigencias, definir un marco de acción... Ser padre es una profesión, es la ciencia de educar, de transmitir, de acompañar en los primeros años de la vida, y también luego. Tenemos que estar ahí ayudándoles también a elegir su carrera profesional. A mi, ya casada y madre de familia numerosa, mi padre me decía: «Rosa, tenemos que hablar». Y me advertía con mucho cariño si veía que alguno de mis hijos estaba pasando mal momento.
Con tantas personas en casa... ¿Cuál es el secreto de su organización?
En casa la compra es online, siempre. Me veo incapaz de ir cargada con 200 litros de leche. Y un hijo que protestaba cuando faltaba algo en la despensa que es el que se encarga de organizar la intendencia y hacer la compra una vez al mes. Somos un equipo.
¿Cuál es el mejor legado que deja a sus hijos?
Nos tenemos que enamorar de la maravillosa vida en familia y aprender a disfrutar de cada día. Venimos de una pandemia, ahora una guerra y viene una crisis. ¿Problemas? Como todos, pero es la actitud, positiva y a por todas.