La OCDE avisa de que la escalada de los precios continuará en España a lo largo de 2023

El escenario de una inflación muy alta hasta pasado el verano, que a partir de septiembre se atenúa de forma significativa (hasta cerrar el año en una tasa de IPC próxima al 4%) y que a lo largo de 2023 se normaliza para situarse en un entorno del 2%, que es sobre el que ha construido sus previsiones el Gobierno y el que el consenso de los analistas ha asumido como más probable, es una utopía para la OCDE. El organismo internacional difundió ayer la actualización de sus previsiones sobre España para este año y el que viene y voló por los aires el cuadro que hasta la fecha se había venido pintando sobre el comportamiento esperado de la economía española para 2023. Su mirada es más pesimista y lo es por la inflación. La OCDE no se cree ese aterrizaje suave hasta el entorno del 2% que auguran instituciones y analistas y espera que la inflación no sólo meterá más presión de la esperada este año sino que su escalada continuará a lo largo de 2023 con un incremento medio anual del 4,8% del índice general y del 4,5% de la tasa subyacente, que muestra la evolución del núcleo más estable de la cesta de la compra, excluidos energía y alimentos frescos. Una media del 4,8% anual tras el incremento del 8,1% que prevé para este año perfila una escalada inflacionista sin precedentes en la historia reciente de España, que ni un solo instituto de análisis se ha atrevido a pronosticar. Según los analistas consultados, esta evolución implicaría la materialización del escenario más pesimista previsto. «Nuestra previsión es que la inflación rondará el 2% de media el año que viene y seguimos manteniéndola a día de hoy. El consenso internacional tampoco augura un escenario de precios tan acelerado como el que plantea la OCDE», asegura Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos. Menos crecimiento del esperado La previsión del IPC duplica holgadamente la previsión del Banco de España, el consenso de los analistas nacionales e incluso las previsiones de organismos internacionales, que se mueven entre el 1,3% y el 2%. La OCDE entiende que las holguras del mercado laboral –prevé un incremento de la tasa de paro en 2023– y una transmisión relativa de la inflación a los salarios ayudará a contener la evolución de los precios, pero que las tensiones inflacionistas continuarán siendo elevadas porque da por hecho que continuarán los embargos de la UE sobre el petróleo ruso. Todo esto afectará de forma significativa al crecimiento de la economía española. La OCDE estima que la guerra en Ucrania le va a restar cerca de un punto y medio al crecimiento español de este año, desde el 5,5% que previó en diciembre al 4,1% que difundió ayer y que subraya la confluencia de los analistas en un crecimiento para este año cada vez más próximo al 4%. Aunque el impacto más relevante se producirá el año que viene. El informe publicado ayer por el organismo internacional augura un crecimiento del PIB de solo el 2,2% para 2023, más de un punto inferior al que prevé el Gobierno (3,5%) y sensiblemente inferior al que auguran los analistas (en torno a un 3%). La OCDE prevé que el próximo año la inflación aportará más al crecimiento nominal de la economía que el crecimiento real, que acusará el golpe de la escalada de los precios. No todo son malas noticias. Los analistas del organismo internacional entienden que el efecto de la inflación servirá para acelerar el proceso de consolidación fiscal de las cuentas públicas españolas para las que augura un fuerte ajuste desde el 6,9% actual hasta el 4,2% en solo dos años. Habrá reducción nominal del déficit y también de la deuda pública que caerá hasta el 113,1% en el mismo periodo. Aún así, la OCDE se unió ayer al coro de voces que exigen desde España y desde fuera al Gobierno que formule de una vez un plan de consolidación fiscal, que visibilice el camino que va a seguir el Ejecutivo no sólo para poner sus cuentas en orden sino también para reducir los elevados niveles de déficit y deuda públicos que arrastra el país. En esta línea, también recomienda al Gobierno dar un enfoque más selectivo y temporal a las medidas de choque puestas en marcha para amortiguar el impacto de la inflación sobre la población, que en su opinión pueden contribuir a atenuar la inflación de este año –quizá con el coste asociado de acelerar la del año que viene– pero que también tiene un coste elevado. El organismo también recomienda acelerar las inversiones para acelerar a su vez la transición ecológica y mejorar la eficiencia del consumo de energía en España.